Relatos de Aldo Mazzoni

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Países árabes

En países árabes, era interesante visitar a un adinerado árabe en su casa, con oro, plata y mosaico hacia donde uno mirara, y al entrar en su cocina, un cuartito bastante oscuro, y sobre la mesada, podían estar alineadas 3 o 4 cocinas Primus. En que tardara en llegar la tecnología de punta en la cocina de los árabes ricos, se explica por la condición inferior de la mujer, ya que ella tenía a su cargo la preparación de la comida, y no le interesaba mucho la ayuda que le pudiera facilitar el trabajo.


En África

En el África, el Primus fue cada vez mas propiedad de los negros. Los representantes de la Asociación de Exportadores de entonces, decían estar sorprendidos de que, en los virginales mercados de África interior, allí donde ninguno de los esfuerzos exportadores suecos había dado resultado, a pesar de todo, había alguna cocina Primus colgando, como para llamar la atención en el Bazar.
No era siempre un Primus, cada vez hubo más competencia con distintos fabricantes, pero Primus saco un claro provecho de la tradición, tanto entre negros como entre árabes.

Una “auténtica” cocina Primus era un adecuado regalo de boda a dos jóvenes amantes. Regalar otra marca daría menos prestigio.


Los Monjes

Una clientela exclusiva la componían los Monjes de los Templos Budistas. Durante el ayuno no podían comer, y apenas podían beber alguna infusión a lo largo del día, y lo debían hacer con mucha discreción. La cocina Primus con silenciador, en donde la llama salía por una cabeza perforada, que disminuida el ruido, se considero suficientemente discreta como para ser utilizada en alguno de los escondites del templo para calentar el agua para el té. Aquí no hubo tanto cuidado en que la marca fuera Primus, pero si, en que el aparato encendiera bien con baja presión y casi sin ruido.